Comportamiento sexual adolescente
Según la
información disponible en el Guttmacher Institute, tener prácticas sexuales a
los 20 años se considera un hábito normal en todo el mundo. En los países con
bajos niveles de embarazo en la adolescencia no se considera adecuada la
maternidad prematura pero sí las relaciones sexuales entre los adolescentes por
lo que en estas sociedades se proporciona información completa y equilibrada
sobre la sexualidad y se facilita la accesibilidad a los métodos
anticonceptivos.
Además de
la práctica sexual deseada y consentida pero practicada sin métodos anticonceptivos
también existen comportamientos sexuales no deseados por los adolescentes que
pueden contribuir a incrementar los embarazos no deseados. Así, un estudio de
la Kaiser Family Foundation en adolescentes de EE. UU. concluyó que el 29% de
los adolescentes se sintieron presionados a tener relaciones sexuales, el 33%
de los adolescentes sexualmente activos creían que mantenían una relación en
las que "las cosas se movían demasiado rápido en el aspecto sexual" y
el 24% declaraba que había "hecho algo sexual que realmente no quieren
hacer".
Varias
encuestas han indicado que la presión de los compañeros es un factor que
alienta, tanto a las adolescentes como a los adolescentes, a tener relaciones
sexuales.
Asimismo
el consumo de bebidas alcohólicas y otras drogas producen una reducción en la
inhibición que también puede estimular la actividad sexual no deseada. Aunque
esto fuera así, no se sabe si las drogas mismas influyen directamente en los
adolescentes en comportamientos sexuales más arriesgados, o si los adolescentes
que habitualmente consumen drogas son más propensos a tener relaciones
sexuales. Debe advertirse que la correlación no implica causalidad.
El
consumo de drogas y medicamentos que han mostrado evidencias en su vinculación
con el embarazo de adolescentes son: alcohol, y anfetaminas, (incluyendo MDMA
-éxtasis-). Otras drogas y medicamentos que no tienen correlación -o es muy
escasa- son los opiáceos, como heroína, morfina, y oxicodona, de los que es
conocido el efecto directo en la reducción significativa de la libido. Parece
que en la adolescencia el consumo de algunas de éstas últimas ha reducido
significativamente las tasas de concepción frente a las drogas como el alcohol
y la anfetamina. Las anfetaminas son ampliamente prescritos para el tratamiento
de TDAH. Los países con las tasas más altas de prescripción de las anfetaminas
a los adolescentes también tienen las tasas más altas de embarazo en la
adolescencia.
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